(Por verificar ya que es una abeja insignia de Brazil). En los rincones más recónditos del bosque de Chaguaní, donde la naturaleza despliega su exuberante belleza, habita un pequeño ser que, a pesar de su diminuto tamaño, guarda un gran tesoro: la iraí (Nannotrigona testaceicornis). Esta abeja social, perteneciente a la subfamilia de las meliponinas, es una joya de la biodiversidad colombiana.
A pesar de que la producción de miel de la iraí es limitada, su valor trasciende lo meramente económico. Su pequeño tamaño y su naturaleza dócil la convierten en una polinizadora ideal para cultivos en invernaderos o pequeñas plantaciones, contribuyendo así a la producción de alimentos de manera sostenible. Además, su capacidad para cerrar la entrada de su colmena por la noche la hace una compañera ideal para quienes desean tener un enjambre en casa, sin preocuparse por posibles molestias causadas por la luz artificial.
La iraí es mucho más que una simple abeja. Es un símbolo de la sabiduría ancestral de la naturaleza, un recordatorio de la importancia de preservar la biodiversidad y un ejemplo de cómo, incluso en los seres más pequeños, pueden encontrarse grandes tesoros.
En Chaguaní, la iraí no es solo un insecto, es un miembro más de la comunidad, un guardián de los secretos del bosque. Su presencia es un motivo de orgullo para los habitantes de esta región, quienes reconocen el valor de esta pequeña abeja y trabajan para protegerla.
La próxima vez que visites Chaguaní, presta atención. Quizás, entre las flores y las hojas, puedas encontrar un pequeño punto negro que se mueve con agilidad. Detente un momento y observa a esta pequeña maravilla de la naturaleza. La iraí te sorprenderá con su belleza, su sabiduría y su importancia para el equilibrio del ecosistema.