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jueves, 18 de agosto de 2011

Las abejas boca de sapo o Melipona Eburnea

Las abejas meliponas, constituyen un grupo diverso y fascinante de apoides que habitan desde México hasta Argentina. Con un tamaño similar al de las obreras de Apis mellifera (abeja melífera común), las meliponas presentan una amplia variación en cuanto a coloración, desde tonalidades oscuras como en Melipona nigrescens hasta ejemplares claros como M. eburnea, o con bandas amarillas en el abdomen como M. favosa.

En cuanto a su biología, las meliponas se caracterizan por construir sus nidos en cavidades preexistentes, principalmente en árboles, aunque algunas especies también nidifican en el suelo. A diferencia de las abejas melíferas, las meliponas no presentan un panal único, sino que este se divide en panales horizontales separados de los depósitos de miel y polen por láminas de involucro. La miel, producida en potes de cerumen, es un recurso alimenticio fundamental para estas abejas y ha impulsado su uso en la meliponicultura, una práctica ancestral que busca el aprovechamiento sostenible de sus productos.

Las entradas de los nidos son tan diversas como las propias especies. Su forma varía según la especie y pueden estar elaboradas con barro o una mezcla de este material con resina y otros elementos. Además, suelen presentar estrías en su superficie y tener una forma similar a una trompeta que funciona como plataforma de aterrizaje.

Un aspecto distintivo del género Melipona es la determinación genética de las castas. A diferencia de otras abejas, la casta a la que pertenece una melipona (obrera, reina o zángano) está definida desde su nacimiento, lo que permite una numerosa producción de reinas vírgenes. Cabe destacar que todas las celdas del nido, incluso las destinadas a las reinas, tienen el mismo tamaño.

En la actualidad, se conocen alrededor de 78 especies de abejas meliponas, distribuidas desde México hasta Argentina. Colombia tiene la fortuna de albergar a aproximadamente 21 especies, que se encuentran desde el nivel del mar hasta los 2500 metros de altitud. Su alta especialización con la flora nativa se refleja en su miel, la cual posee una extraordinaria variedad de matices en colores y sabores. Esta miel única, junto a otros productos como el propóleo y el polen, ha convertido a las meliponas en una fuente invaluable de recursos para las comunidades locales.

Sin embargo, la presión antropogénica sobre sus ecosistemas ha reducido drásticamente las poblaciones de estas abejas. La destrucción de su hábitat natural, el uso excesivo de pesticidas y el cambio climático son solo algunas de las amenazas que ponen en riesgo su supervivencia.

Abejas "boca de sapo" y su piquera
Es por ello que resulta fundamental implementar medidas para proteger a las abejas. La conservación de sus hábitats, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, la investigación científica y la educación ambiental son acciones clave para garantizar la supervivencia de estas pequeñas maravillas.

Las abejas meliponas, con su fascinante biología, su miel única y su papel crucial en el ecosistema, son un tesoro que debemos cuidar y proteger. Su presencia enriquece la biodiversidad de nuestro continente y nos recuerda la importancia de mantener un equilibrio con la naturaleza. Es nuestro deber garantizar que estas abejas continúen volando y polinizando nuestras flores por muchos años más, preservando así un legado invaluable para las generaciones futuras

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