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jueves, 18 de agosto de 2011

Las abejas que te harán ver el demonio

Las abejas del género Oxytrigona son llamadas “abejas del fuego”, “mionas” o “cagafuego”, porque las obreras tienen glándulas mandibulares que secretan principalmente ácido fórmico para defender sus nidos. Cuando muerden, depositan una gota de esta secreción sobre la piel y dejan una herida similar a una quemadura (Michener 1974; Roubik et al. 1987). 

Las abejas del género Oxytrigona son parte de la subfamilia Meliponinae, conocidas comúnmente como abejas sin aguijón. Estas abejas son importantes polinizadoras en los ecosistemas tropicales y subtropicales de América Latina. En Chaguaní, Cundinamarca, la diversidad de flora y la presencia de hábitats adecuados sugieren que es posible encontrar estas abejas en la región.

Las abejas Oxytrigona son pequeñas a medianas, con una longitud que varía entre 4 y 6 mm; su coloración varía desde el negro hasta tonos marrones y amarillentos, dependiendo de la especie específica; tienen una cabeza proporcionalmente grande con ojos compuestos prominentes y tres ocelos en la parte superior; las antenas segmentadas y las mandíbulas fuertes están adaptadas para la percepción sensorial y la manipulación de cera y resinas; al igual que otras abejas meliponinas, las Oxytrigona carecen de aguijón funcional, pero pueden defenderse mediante feromonas y otras sustancias químicas.


Prefieren climas cálidos y húmedos del piso térmico tropical, que se extiende desde el nivel del mar hasta aproximadamente 1,200 metros; también, se encuentran en altitudes entre 1,200 y 2,400 metros, donde las temperaturas son más frescas pero aún adecuadas para su actividad. Habitan en bosques tropicales y subtropicales húmedos, tanto primarios como secundarios; pueden adaptarse a áreas perturbadas y cultivadas, incluidos jardines y parques en zonas urbanas y rurales. Las abejas Oxytrigona se distribuyen ampliamente en América Latina, desde México hasta Brasil y otras regiones sudamericanas. En Colombia, estas abejas pueden encontrarse en diversas regiones, incluyendo las zonas andinas, amazónicas y costeras.

Si están presentes en Chaguaní, las abejas Oxytrigona desempeñarían un papel crucial en la polinización de una amplia variedad de plantas, contribuyendo a la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas locales, polinizan cultivos importantes, mejorando la productividad agrícola y la calidad de las cosechas, ayudan en la reproducción de plantas nativas, muchas de las cuales dependen de estas abejas para su polinización y son eficaces en la polinización de plantas cultivadas, lo que beneficia a los agricultores locales.

Viven en colonias organizadas con una reina, obreras y machos, que pueden contener varios cientos a miles de individuos, construyen sus nidos en cavidades de árboles, troncos y estructuras artificiales, utilizando cera y resinas. Los nidos suelen tener una entrada estrecha para protegerse de depredadores, la miel de las abejas Oxytrigona es valorada por sus propiedades medicinales. Es más líquida y menos dulce que la miel de Apis mellifera; producen propóleos con propiedades antimicrobianas, utilizados para sellar y proteger el nido.

Utilizan secreciones defensivas de ácido fórmico que pueden causar irritación en la piel y ojos de posibles depredadores o intrusos.

La deforestación y la urbanización son amenazas significativas para las abejas Oxytrigona. El uso de pesticidas y la contaminación ambiental afectan negativamente a sus poblaciones.

Conservación

Es crucial proteger y restaurar los bosques y hábitats naturales de Chaguaní donde estas abejas podrían vivir.

Fomentar la cría y manejo sostenible de abejas sin aguijón puede ayudar a preservar sus poblaciones y asegurar sus beneficios ecológicos.

Las abejas Oxytrigona, con su capacidad de adaptación a diferentes hábitats y su importante papel como polinizadoras, podrían estar presentes en Chaguaní, Cundinamarca. Su contribución a la biodiversidad y la productividad agrícola es invaluable. La conservación de estas abejas y sus hábitats es esencial para mantener los servicios ecosistémicos que proporcionan y asegurar la continuidad de sus beneficios tanto ecológicos como económicos.

Articulo científico

Actualmente hay ocho especies descritas, las cuales se distribuyen desde el sur de México hasta Brasil (Michener 2000). En Colombia se conocen cinco de las ochos especies y hay al menos dos sin describir (González y Roubik, en prep.). La mayoría de especies están presentes en la región Andina, considerando las tierras bajas interandinas y zonas montañosas. Oxytrigona se encuentra dentro de la franja altitudinal y zonas de vida ocupadas por la mayoría de las especies de meliponinos en Colombia (Nates-Parra 1996), habitando principalmente bosques húmedos tropicales (Tabla 1). 


Oxytrigona daemoniaca
(Camargo, 1984) y O. mellicolor Packard, 1869 también están presentes en bosques secos tropicales y son las especies más comunes y ampliamente distribuidas del género. El 70% de los especímenes examinados fueron de estas dos especies (n = 680 especímenes, 11 colecciones nacionales y una internacional; detalles en González 2000). A diferencia de muchas especies del género Trigona s. l., Oxytrigona es raramente colectada y por tal razón está pobremente representada en las colecciones entomológicas. Por ejemplo, en muestreos intensivos y sistemáticos en Porce (Antioquia), las abundancias relativas de O. daemoniaca y O. mellicolor fueron muy bajas (0,3 - 0,6%) en comparación a Trigona fulviventris Guérin-Méneville, 1845 (~ 10%), la especie más abundante en ese estudio (Smith-Pardo 1999). Los nidos de Oxytrigona también son raramente encontrados. Por ejemplo, Villa y Vergara (1982) registraron cinco nidos (~ 1,7%) de Oxytrigona en 303 nidos de meliponinos examinados a bajas altitudes en Cundinamarca. Valores de abundancia similares para Oxytrigona también han sido observados en Panamá (Roubik com. pers.). 

Al igual que para otros géneros de abejas, la región Andina de Colombia contiene el mayor número de especies de Oxytrigona (González y Engel 2004; González et al. 2005). Sin embargo, esta aparente riqueza es seguramente un sesgo del muestreo, pues la región Andina es una de las áreas mejor colectadas del país.



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